viernes, 8 de junio de 2012

AUTISMO

No es muy común ver a un niño autista abrazando o besando a alguien. La razón es que estos pequeños están prácticamente incapacitados para relacionarse con los demás. Presentan tremendas dificultades para generar lazos emocionales, incluso, tienen poco interés en vincularse con otras personas.

El neurólogo pediátrico de Clínica Alemana Marcos Manríquez explica que "ellos no tienen desarrolladas habilidades para relacionarse en profundidad con los otros y no entienden las claves sociales, por lo que muchas veces no pueden contactarse con el entorno. Así, casi nunca miran a los demás a los ojos, no responden a su nombre ni buscan la atención de los adultos".

Estos niños se concentran en una sola área de interés y persisten en ella en forma monotemática, o bien presentan conductas repetitivas. Asimismo, pueden tener una memoria muy desarrollada, que les permite especializarse o ser muy hábiles en una materia.

"Sin embargo, carecen de la capacidad de la creatividad y, además, no entienden la emoción que está detrás de lo que están realizando; no saben cuál es el objetivo, el porqué de lo que hacen, ni lo que quieren lograr con la habilidad que poseen", señala el especialista.

Además, presentan un notorio retraso en el lenguaje, el que se presenta de forma atípica. Incluso, hay menores prácticamente mudos.

El neurólogo precisa que de acuerdo al manual estadístico de enfermedades mentales, DSMIV, existen distintos tipos de autismo. El primero es el síndrome autista clásico, en el cual hay un tremendo retraso en el lenguaje y la interracción social. Además, los intereses son exageradamente restringidos. De ellos, el 75% tiene un retraso mental y sólo el 25% posee un coeficiente intelectual (CI) normal.

En tanto, el Asperger tiene un nivel intelectual normal, presenta un retraso leve del lenguaje y tiene contacto social pero de calidad anormal- y también tiene restricción de intereses.

El síndrome de RETT se manifiesta principalmente en niñas, quienes además de tener conductas típicas del autismo clásico, tienen una regresión neurológica con crisis convulsivas, con un retraso mental severo.

Además, se encuentra el trastorno desintegrativo infantil, el que se presenta en pequeños que son aparentemente normales hasta los tres años y desde esa edad empiezan a deteriorarse profundamente. Finalmente está el trastorno atípico, que no reúne los criterios anteriores, pero sí hay una anomalía que afecta principalmente la comunicación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Diccionario Psicopedagogico