viernes, 13 de julio de 2012

¿Cómo ayudar a nuestros hijos e hijas?


El cambio de mentalidad por parte de profesionales, padres y docentes, es un primer paso para entender a nuestros hijos (as) con dislexia pero, mientras tanto, ellos necesitan ayuda urgente. En este caso la ayuda consiste en enseñar ciertas herramientas de autocontrol y una metodología complementaria de aprendizaje, orientada a generar las imágenes que antes no podía. Se trata de encauzar y potenciar su imaginación de forma positiva, incorporando estas herramientas específicas que poco a poco se convierten en hábitos. Con ellas puede traducir cualquier información verbal a su modo de procesar la información en imágenes. Con ellas puede controlar su imaginación para que no distorsione su percepción. En una palabra, con ellas estará en condiciones de aprender dentro del sistema pedagógico verbal (convencional).

La principal dificultad para detectar la dislexia es que sus síntomas aparecen en distinto grado en la mayoría de los niños. La alarma debe saltar cuando se presentan al mismo tiempo siete de sus manifestaciones. Existen algunas características que pueden o deben ser más preocupantes que otras, y son las referidas a la comprensión lectora, falta de atención y concentración, inversiones u omisiones en la escritura... En todo caso, esto depende en mayor o menor grado de la edad cronológica y madurativa del niño (a). En este aspecto son los propios especialistas los que deben determinar cuál es el nivel de nuestro hijo (a), teniendo como referencia el nivel medio de aprendizajes de los niños según su grupo de edad. En ese caso, es aconsejable realizar una evaluación personal e individualizada.

Intervención terapéutica.

Se hablaba mucho de reforzar el área de lateralidad, orientación espacial, grafomotricidad, orientación temporal y seriaciones.  Empero, los últimos descubrimientos en el campo, consideran necesario además el "sobreaprendizaje".  Volver a aprender la lectoescritura, pero adecuando el ritmo a las posibilidades del niño (a), trabajando con técnicas lecto-escritoras en forma agradables y útiles para el niño, propiciando el éxito, en lugar del fracaso que está acostumbrado a cosechar.
El niño (a)  disléxico debe estar en un aula regular  y recibir el tratamiento y apoyo  profesional durante horas extracurriculares, recibiendo así las lecciones ordinarias con los otros estudiantes.

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Diccionario Psicopedagogico